Las Fortificaciones del s. XVIII

Cuando Inglaterra tomó posesión del peñón de Gibraltar al comenzar el siglo XVIII, la primera intención de Felipe V fue la de recuperar tan estratégica plaza, pero ante el fracaso de los asedios de 1704-05 y 1727, optó por anular la base enemiga respaldando el proyecto del ingeniero Jorge Próspero de Verboom para fortificar sus costas inmediatas. La construcción de la línea de fortificación supuso la interrupción del tránsito terrestre a Gibraltar y la consolidación de las posiciones españolas que inicialmente eran una simple banqueta o parapeto.

La construcción dio comienzo en 1727 , aprovechando la ingente cantidad de mano de obra, que produjo el cese de las hostilidades, unos 18.000 hombres y su coste fue de 8 millones de reales. Se trataba de una estructura de unos1300 metros apoyada por un flanco en el fuerte de Santa Bárbara y por el otro en el de San Felipe. Entre ambos, se sucedían cinco plazas de armas: San Benito,  Santa Mariana,  San José, San Fernando y San Carlos.

Desafortunadamente de esta línea defensiva quedan solo restos, debido a que basados en la alianza de España y Gran Bretaña contra las fuerzas se acordó su destrucción en 1810. Aún así puede apreciarse perfectamente la estructura del fuerte y sus dependencias. El resto de la Línea de Contravalación se han podido rescatar vestigios del Baluarte de San Benito y Santa Mariana, pudiéndose ver expuestos en distintos lugares de la urbe linense.

El Fuerte de Santa Bárbara está situado en uno de los más bellos enclaves de la costa linense. El esplendor natural de la Playa de Santa Bárbara se une aqui a una de las vistas menos conocida del Peñón de Gibraltar, que deja de entreveer la curiosidad de su morfología, desvelando el contraste de la roca desnuda de su parte posterior. La imágen se enriquece, aún más si cabe, en los días claros de Poniente, en los que en la letanía se divisa el lado opuesto de la Bahía e incluso el comienzo del vecino continente africano.